domingo, 26 de abril de 2009

Prefiero ser una gilipollas, pero feliz

A los gilipollas nos gusta mucho ir por el mundo tachando a unos y otros de gilipollas. Yo, que he sido durante mucho tiempo lo más listo que ha pisado el planeta, he analizado sin pelos ni señales todo lo que se movía a mi alrededor llegando casi siempre a una misma conclusión: todo es absurdo, y lo que no, estúpido (o además de ello, claro).

Pero ahora que he resurgido cual Ave Fénix por (más o menos) quinta vez de mis cenizas, me siento lo suficientemente cómoda, centrada y decidida de volver a contradecirme en mi forma de ver la vida. ¿Insegura? Qué va, sólo bastante inestable.

Y es que me he dado cuenta de una cosa muy importante: todos los gilipollas son felices. Bueno, de hecho me di cuenta hace tiempo de esto, pero siempre creí que podría soportar mi infelicidad a cambio de una mente sana y una actitud de categoría. ¿El problema? Ni era tan sano, ni mucho menos desprendía ningún tipo de categoría el modo "amargado de la vida" en on. Claro que yo no me sentía amargada. De eso no te das cuenta hasta que llevas ya un tiempo metida de lleno, que ya estás tan amargada que ni siquiera tienes ganas de desamargarte.


Es igual, el caso es que he comenzado mi nueva vida como auténtica gilipollas de libro. Vacilo delante de la gente con argumentos estúpidos, me siento importante y coherente, miro por encima del hombro y discuto sin escuchar las opiniones del otro bando. Me preocupo por lo que haré el fin de semana siguiente e incluso en las próximas vacaciones. Me miro al espejo antes de salir de casa. Ordeno y limpio mi habitación. Sonrío por quedar bien aunque algo no me haga gracia y hablo del tiempo para evitar silecios incómodos.

¿Te crees que lo que dices es interesante? Lo mío más. ¿Crees tener razón? Igual sí, pero lo que yo apuntillo queda todavía mejor.

Me da igual la crisis, la gente que haya en paro, el medioambiente, la escasez de agua, las faltas de ortografía, los niños de África, el reciclaje, el petróleo, la guerra de Irak y sobre todo, me da igual la gente que se preocupa por todo esto y creen que su deber es hacer que se preocupen todos los demás.

En fin, qué le voy a hacer, pero seguramente ahora empezaré a crearme más enemistades y por primera vez puede que incluso haya quien empiece a hablar mal de mí. Pero es que siendo honesta, me lo habré ganado.

¡Qué feliz soy! Y que fácil era conseguirlo...

jueves, 23 de abril de 2009

Un año más

Todos los años para estas fechas (obviamente) la ciudad se tapiza de rojo.

Quisiera vagar por sus calles día y noche leyendo sus entrelíneas.

Cuando el sol calienta en cada rincón los tristes sonríen y los felices cantan.

¡Ojalá fuera siempre 23 de Abril!

Supongo que es difícil explicar en pocas palabras lo que esto significa.

Igual, incluso, es hasta imposible.

lunes, 20 de abril de 2009

El calimotxo no es cosa de niños

Sí, sí, sé que puede parecer que sí, pero no. Que nadie menosprecie a la generación del calimotxo. Quizá no tiene mucho glamour ni te lo van a poner en los locales más "chics", pero eh, deberían.

A día de hoy me hacen gracia los colegas que reniegan de él y te dicen: "- No, no, vamos a pillar alcohol de verdad". ¿Alcohol de verdad? Y qué es el calimotxo, ¿una fruta?
Aunque a mí la excusa que más me gusta es la de: "- Lo del calimotxo ya lo superé a los 15 años". Muy bien. Por eso quieres pillarte una botella de whisky para irte a un parque, jugar a "yo nunca he" y potar detrás de una papelera. ¡Claro joder, que se note que ya no tienes 15 años!

Y que conste que no quiero hacer una campaña en pro del calimotxo, aquí cada uno que se beba para emborracharse lo que le de la gana. Es solo que hay cosas que me hacen gracia.

Dejando esto en claro, que sin venir mucho a cuento me ha apetecido decir, voy a pasar a poner el final. El final del post, de la encuesta, de las series. El resultado sobre los finales. Y bueno también voy a poner un final. En fin, que hablo de calimotxo y ya empiezo a liarme.

La encuesta que empezó hace mil años sobre qué final de serie (n)os había gustado más ha dejado un claro ganador (por diferencia de UN claro voto):



Os pongo el final entero porque me parecía injusto poner solo el vídeo resumen de Rachel y Ross. Aish, que recuerdos.
La verdad es que me sorprende porque creo que es la serie más antigua de entre todas las opciones (de la mano con Expediente X, ahora no recuerdo), y con el tiempo acostumbramos a olvidarnos de las cosas y considerar siempre mejor a lo más nuevo. Pero es que además del Goku, Roberto Iniesta y el calimotxo, también nos hemos criado con Friends. Son los 4 pilares básicos de éstas, nuestras vidas.

Y ahora por poner otra cosa de estas que sé que ni miráis pero que tan bien quedan por aquí dando color, os pongo uno de los finales más recientes que he visto y que más me ha gustado. Sobra decir que si a alguien le interesa no lo vea por aquello de los spoilers, aunque bueno, tampoco os jodería demasiado. Me gustó especialmente porque aunque no era un final de serie total, rompe inesperadamente con la tónica de todos los capítulos y los actores se ponen a interpretar el clásico de Cat Stevens "Wild World" como si de un auténtico musical se tratase. Es el final de la primera temporada de la serie británica Skins. Disfrutadlo, aunque sólo sea por la canción.

http://www.youtube.com/watch?v=edE3cEhM0Mg

P.D: Sí, lo sé, poner el vídeo aquí anima más a verlo que no tener que esperar a que cargue un enlace. Pero al parecer la cadena a desactivado la opción de inserción en webs ajenas a youtube, por lo que esta es la única manera de que lo veáis.

martes, 14 de abril de 2009

Cicatrices

Las cicatrices suelen aparecer cuando menos te lo esperas. A veces incluso ni te das cuenta de donde ha salido. Aunque la mayoría de las veces ha tenido que doler mucho para salir.

Las cicatrices son como los amigos. De repente aparecen, están muy presentes en tu vida un tiempo, y luego puede que sin más desaparezcan o dejen marca para siempre.

Normalmente se les suele tachar de feas, pero atractivas. Todo el mundo cuando te las ve te da consejos para hacerlas desaparecer o disimularlas. Otros simplemente sienten curiosidad por la historia que esconden detrás.

Hay algunas que tardan mucho tiempo en sanar, y otras que no lo hacen nunca. Las hay que no se ven, y de las que te hacen llamar la atención allá por donde vas.



La mía supongo que es de las buenas. De las que tienen una historia memorable y divertida detrás, y de las que supongo que con el tiempo (aunque bastante) se van.

Lo que creo haber descubierto sobre las cicatrices es que creo que son como las puertas y las ventanas en la vieja sabiduría popular; nunca cicatriza una herida nueva sin que haya sanado ya otra antes.