Todo el mundo tiene alguna aspiración en la vida. Todos quieren llegar a ser algo, o si más no, no ser un muerto de hambre que vaga por las esquinas y se pregunta por qué todo va tan mal.
La gente estudia, se saca cursos, carreras, másters, postgrados, mierdas y mierdas. Hacen prácticas en sitios a cambio de retribuciones ridículas, trabajan durante años en condiciones precarias para conseguir ascensos irrisorios.
Y al final de todo siempre lo mismo, gente desanimada que ve truncados sus sueños y esperanzas, y juntos en un bar, brindan por los engaños en los que se ilusionaron una vez y agradecen al menos tener amigos para quedar y dinero para pagar unas cervezas.
No sirve de nada estudiar. No sirve de nada tener contactos, o tener dinero. No sirve de nada ser muy listo y tener un CI de 150. No sirve de nada ser el más alto, el más guapo o el más pelota. No sirve de nada la suerte.
Lo único que sirve para algo es levantarse cada día pronto por las mañanas, y pencar. Cada día. Absolutamente cada día. Sin excepción. Esa es la única clave del éxito: autodisciplina.
Pero eso algunos no estamos hechos para el éxito. Por eso algunos nos creamos blogs, para quejarnos de todo después de levantarte un Viernes a las 11 y media de la mañana y pensar que no tienes nada interesante que hacer en todo el día.
Por eso creo que voy a dejar de quejarme. Y dejar de escuchar a todo el que se queja. No, al menos, hasta que me esfuerce lo suficiente.
viernes, 3 de agosto de 2012
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