lunes, 30 de julio de 2012

Gente

Vacaciones.

Levantarte un Lunes a media mañana y poner los juegos olímpicos de fondo en la tele. Tomarte un café mientras revisas en el ordenador los correos y las noticias del día. Acabar en Facebook buscando entretenimiento y preguntarte:

¿Por qué cojones tengo a esta gente en la lista de amigos?

martes, 17 de julio de 2012

La amiga del diablo

Hoy he recordado una pequeña etapa de mi adolescencia.

Recuero una vez, tenía aproxidamente 14 años (primero o segundo de la ESO), nos pasaron un test de compatibilidad, o de aceptación social, o no sé realmente qué era. Nuestra tutora, una profesora de nada pero especializada en pedagogía o algo así, estaba obsesionada en esos cuestionarios. Nos hacía cuestionarios para todo. El caso es que sólo a nosotros, a las otras clases del mismo curso al parecer no era necesario. Siempre vi, aunque era pequeña, cierta conspiración y ganas de controlar nuestra manera de pensar y nuestras acciones.

Como decía, nos pasaron una encuesta sobre preguntas de afinidad con tus compañeros. Quien considerabas tus amigos, quien no, a quién acudirías para contarle un problema, con quién te gusta pasar más tiempo, con quién no lo harías nunca. Y esas cosas supongo, para ver quien es más o menos susceptible de bulling, y quién no.

Al par de días la tutora me llamó a su despacho. Me dijo que según los resultados había sido una de las personas más populares, la que más aparecía en las puntuaciones positivas por toda la clase. Me dijo que eso significa que el grupo me consideraba algo así como una líder, alguien a quien seguir. Me dijo que tendríamos que aprovechar y unirnos en comunión para, siguiendo sus órdenes, yo manejara la opinión popular, y entre las dos, manejar al rebaño. Obviamente no lo dijo con estas palabras, pero así sonó en mi cabeza.

A final de curso volvimos a tener una reunión, por algún problema debido a algún revuelo en la clase. Me dijo que no había hecho bien mi función en todo el año, o que lo había hecho pero al revés. En vez de llevar al grupo al sonido de sus órdenes, me había dedicado a convencerles a todos que teníamos que hacer precisamente todo lo contrario a lo que ella nos pedía. Lideré la revolución, y cuando me preguntó que qué pensaba sobre ese acto, le contesté: "no sé, qué creías, ¿qué voy a hacer lo que me digas porque sí, teniendo yo mis propias ideas?" Quizás tampoco fueron exactamente mis palabras, pero era lo que tenía en mis pensamientos.

Creo que 11 años después, sigo teniendo problemas para unirme en comunión con nadie. Y no sé si eso puede ser un problema para trabajar en equipo, en grupo, siguiendo a un líder. Quizás la única solución, sea una vez más, manejando al rebaño a mi antojo. Aunque creo que ya no sueno tan convincente.