viernes, 26 de febrero de 2010

Hagamos un trato

Tú no me cuentas tu vida, yo no haré como que la escucho.

Tú no dices "no puedo", yo te traigo la silla al pasillo.

Tú me prometes quedarte, yo te dejaré marchar.

Tú me das pie, yo me cojo hasta el hombro.

Tú tapas la banda, yo doy el pase al hueco.

Tú existes, yo te creo.

lunes, 22 de febrero de 2010

La 10 debe morir

Sé que soy un coñazo porque nunca actualizo, y aunque mi blog es de las cosas que menos os preocupan u os importan en la vida, yo soy feliz creyendo que es importante para todos vosotros.

Por eso, escribo sólo para dar señales de vida y decir que últimamente estoy tan ocupada y me pasan tantas cosas que no tengo nada que contar. Qué le vamos a hacer.

Conversaciones en la cancha:

- ¡Ah! (golpe fuerte) ¿De qué vas?
- Cállate comecoños.
- ¡Comepollas!
- ¡Bollera de mierda!
- ¡Aceptada social de mierda!
- ....... eh....

Tarjeta amarilla.

Definitivamente, la 10 debía morir. Debería empezar a dar más patadas a destiempo.

viernes, 12 de febrero de 2010

Auuuu ah-ah-ah

¿Qué ha pasado? ¿Alguien me puede explicar qué ha pasado en todo este tiempo?

¿Es la vida normal lo que tenía, o ésto que empieza ahora? ¿Por qué siento que no sé cómo actuar ni qué hacer? ¿Cómo es que no me he dado cuenta realmente de todo el tiempo que ha pasado?

Y ahora... ¿qué?

Vale que la vida es cíclica. Pero la mía necesita imperiosamente un cambio. Estas situaciones no se pueden volver a vivir. Bueno, vale, pero una última vez más. Una última de verdad.

sábado, 6 de febrero de 2010

Cuando los sueños... ¿se van?

Podría intentar currarme una crítica sobre el último disco de los Suaves y lo mucho que me ha sorprendido (sobre todo dado las bajas espectativas cubiertas por los dos últimos trabajos, personalmente al menos, claro). Podría hacer un análisis del estilo, del sonido de las guitarras y todo lo demás. Pero no soy periodista ni música. En cualquier otro sitio podrían hablaros de esas cosas mucho mejor.

Lo reconozco, siempre he tenido predilección por este grupo, y en gran parte porque lo consumí en vena desde muy pequeña en mi ambiente familiar. Y aunque con 10 años no entendía por qué a Dolores la llamaban Lola, o qué había hecho realmente María para ser tan peligrosa, a estas alturas no puedo dejar de sentir nostalgia por las historias contadas y los relatos-realidades del Yosi. Eso sí, sigue habiendo en ese oscurismo, desesperación y eterna insatisfacción de sus letras, un reflejo para todos los que aunque nunca lo hemos perdido todo, sabemos lo que se siente.

Sempre suaves.



Los Suaves - Cuando los sueños se van

Como se puede ser un soñador
En estos tiempos de hierro
En nada pasa nada sucede
Nada se va y nada viene

Como se puede soportar el sol
Cuando regresa de su destierro
Destrozando la noche y el sueño
Destrozando la niebla y el viento
Ese viento que pasa las hojas del rio
En el que esta escrito nuestro destino

No tengas amantes amigo
Pues el dia que nos llega
Los atare a todos al abismo
Que viaja contigo

Como es posible que el mundo sea eso
Como es posible que nadie te cuente y te diga
Que son los sueños los que soportan la vida
Que no se puede seguir viviendo si ellos
Y se van, y se van, y se van
Que hacer cuando los sueños se van...

Llevo un monton de años muerto sin darme cuenta
Nunca supe la diferencia entre el infierno y el cielo
En el pecado encontre el castigo y la penitencia
Ahora busco el sueño desde que me despierto

Fui aprendiendo que no se muere de golpe
que son los sentidos los que se van uno detras de otro

Te juro por lo que me queda
Que lo que te cuento es cierto
Que todo el daño que pude hacer
Fue casi siempre sin querer

jueves, 4 de febrero de 2010

Look at the moon

Sal, sal a la calle. Asómate al balcón. Mira por tu ventana. Fíjate en la Luna.

Mírala fijamente allí arriba. Observa su brillo, su color, sus formas y sus sombras. Mira lo llena que está y lo mucho que resplandece.

¿La ves? Porque es exactamente la misma que desde aquí veo yo. Las mismas formas, las mismas sombras. La misma luz.
Como cuando nos sentamos a mirar la misma tele. Como cuando vemos el mismo fuego.

Porque al fin y al cabo, no estamos tan lejos. Y porque no es lo único que nos une.

[OFFTOPIC]: ¿Soy la única que después de ver cada capítulo de Lost siempre se dice a sí misma: "¡Oh, Dios! ¡Odio esta puta serie!"?

miércoles, 3 de febrero de 2010

Hambrientos

Pues eso, hoy quiero hacer un pequeño apunte para compensar la parrafada de ayer, y para olvidarla lo más rápido posible.
Aún así, el apunte es algo que se podría considerar culinario, para seguir con el tema importante de moda en Febrero.

¿Quién no se ha puesto a cenar las sobras del medio día alguna vez? ¿Quién no ha llegado hambriento a casa y por pereza/ansiedad ha pillado lo primero que había en la nevera y lo ha metido al microondas, aunque fueran filetes de hace 3 días y estuvieran más resecos que el reojo de un retuerto?
Inevitablemente, todos. Y de fondo, ha sonado la voz de la conciencia (o de la sabiduría), que no es un Pepito Grillo ni nada así, suele ser tu madre, que al ver que pretendes calentar toda la comida posible del último mes ya que tienes tanta hambre que no puedes ponerte a seleccionar una a una las croquetas exactas que te apetecen o los filetes justos, que tú metes todo el plato desesperadamente con todo lo que lleva, te dice:

"No calientes lo que no te vayas a comer"

¡Cuánta sabiduría en tan pocas palabras! Y es que amigos, la moraleja de hoy, es que más vale quedarse con hambre y luego tomar postre. Porque luego, la comida recalentada que no se come, o sienta mal o es para tirar.

Ah claro, que también es aplicable a otras facetas de la vida. Pero eso ya os lo dejo a vosotros.

Una vez más, aunque ésta ya la última, todas las noches importantes acaban con una madrugada en descarga. Nos vemos en mitad del Pacífico.

martes, 2 de febrero de 2010

Causa o consecuencia

Sí, lo sé, hay veces que sin necesidad de cerrar el blog estoy más tiempo sin escribir en él. Pero qué le voy a hacer, para mí y mi paz interior ha sido completamente necesario y, bueno, que al fin y al cabo es lo que tiene la palabra temporal, que dura un tiempo indefinido (bueno, temporal no implica indefinido, pero ya me entendéis).
El motivo por el cual decidí parar era única y exclusivamente para evitar la tentación de escribir cosas innecesarias, injustas o demasiado explosivas. Por eso más vale tomarse un tiempo para recapacitar que no perderlo en excusas evitables.

Sea lo que sea, no tiene mucho sentido que lo pague con el blog y acuse a la gente por ello. Al fin y al cabo, entran porque quieren, y yo no les obligo. Tampoco se lo agradezco nunca. Aunque debería. Alimentan mi vanidad y mis malos haceres. Aunque no me lo digan, la cago como la que más, y aunque piensen lo contrario, nada de lo que escribo sirve para nada. Pero si algo puedo decir desde lo más sincero del fondo del pozo que es mi sensibilidad y mi tacto afectivo para con los demás, es que: nunca me cansaré de que alguien se moleste en leerme. A fin de cuentas soy como los monstruos publicitarios en ese capítulo de los Simpson, que existen mientras alguien les presta atención. Pues algo así, digamos.

Por eso, y porque después de una pequeña decepción no está de más analizar las causas. Ah bueno, que no lo había dicho, cerré por una decepción. Pues ya lo sabéis. La decepción cuando te toca te la llevas aunque no la hayas pedido y cuando recibes lo sembrado ves tanto lo que ni siquiera necesitas aclarar como lo que nunca podrás perdonar. Pero supongo que lo importante de todo es planteártelo contigo misma y saber por qué ha pasado: y entonces verás que las causas de una traición no tienen porque ser tanto causas, si no más bien consecuencias.

Dijo un erudito en fisioterapia hace muchos años, mientras intentaba explicar la biomecánica funcional de una articulación, que con el tiempo "cada persona tiene la artrosis que se merece". Yo, que estoy en época de exámenes y cualquier conocimiento lo aplico a cualquier cosa que me interese, no sólo estoy de acuerdo con el maestro Sohier sino que además estoy segura de ganarme todo lo que me pasa. Igual que no tiene sentido enfadarme con los lectores por lo que YO escribo, no tiene sentido sentirse decepcionado cuando probablemente la culpa es mía por haber confiado antes en no llegar a estarlo. Es igual, biomecánicas de la vida aparte, supongo que resulta mucho más sencillo tirar de muestras y autoflagelarse por errores ancestrales. Y porque a veces es más fácil intentar perdonarse a uno mismo con buenos actos, que intentarlo con quien ya no tiene más excusas.
Y que nadie se extrañe: soy lenta en reacciones pero acaparadora de sensaciones; nunca olvido lo que vivo por el mismo motivo que no suelo recordar aquello que me apena. Y si después de todo, a alguien le queda alguna duda sobre algo, que sepa que puede hablar conmigo. Ha quedado claro que vosotros sois buenos escuchando, y yo me paso el día explicando. Que nos entendamos ya es otra cosa, pero por si no se ha entendido todavía, busco mi rendición y me autoindulto. Hace ya tiempo que decidí dejar de odiar y perdoné a la vida y me perdoné a mí misma. Así que ya no estoy para según que trotes para con los demás.

Por último, como tema realmente importante de hoy, quería hablaros sobre cocina. Todo el que me conoce sabe que soy un desastre y no sé hacer ni un huevo frito sin que se me caigan cachos de cáscara en el aceite y luego te los encuentres rebozados entre la clara y el pan. Y ésto es algo que viene desde siempre. Patula recordará que nada más conocernos, cuando aún éramos jóvenes e inocentes, una de las primeras cosas que compartimos fueron unos frankfurt y unas hamburguesas quemadas. Un desastre. Y yo que, como había poca confianza, intentaba evitar que se lo comiera por compromiso y ella que hambrienta se lo quería comer a toda costa. Un desastre desastre, lo que digo.
Desde entonces la cosa no ha ido mucho a mejor. El arroz siempre me queda soso y las pizzas crudas. De hecho soy torpe hasta para pelar plátanos.
Pues bien, ahí estaba yo esta noche quemando las patatas barbacoa que pensaba cenar cuando he pensado en algo: que yo sea un desastre cocinando igual no es la causa de que las comidas que preparo no estén buenas. Sí, lo estáis pensando, va a ser la consecuencia. Es decir, la cena sale mal, ¿consecuencia? Me vuelvo una mala cocinera. ¿Solución? Más de lo mismo, autoflagelación e indulto instantáneo. Sabiendo las auténticas causas que hacen que tu comida no sepa bien, la próxima vez simplemente tienes que intentar hacerlo mejor.

Al final, no quería decirlo, pues he tenido que tirar la mitad de las patatas porque estaban más negras que la sartén. Pero me he hecho una tortilla francesa rellena de atún que ni os la creéis. Esta vez sí, todos los ingredientes exactos y el punto de todo. Riquísima.

Tanto, que creo que no volveré nunca a preparar otra para no ensuciar jamás la que desde hoy ya es "la leyenda de la tortilla francesa rellena de atún". Y no hagáis bromas fáciles. Por lo del atún, y eso.

Nos vemos reflejados en los (¿reflejos?) espejos. Saludos familia. Y salud.