domingo, 20 de mayo de 2012

Mando

La primera vez que pudimos estar una semana entera juntas en casa, perdimos un mando de la play. Sí, eso que es tan grande y tan difícil de no ver. Pues se perdió. Y hoy, 5 meses después, todavía no lo he encontrado.

Siempre pierde las llaves. No puedes salir de casa con prisa, porque justo antes de cruzar la puerta, se dará cuenta de que no lleva las llaves encima y tiene que buscarlas durante un rato. Le pasa lo mismo con el monedero, si no está en mi bolso, está en paradero desconocido. Y ese paradero siempre suele ser "por ahí tirado de alguna manera debajo de algún sofá, silla o cojín".

Deja botellas vacías de agua dentro de la nevera. Abre 3 cartones de leche a la vez. Y siempre, SIEMPRE, me moja la cucharilla del azucarero porque la mete dentro del café, y luego la vuelve a dejar en el azúcar. Y siempre está con grumitos de azúcar pegados.

Me pone la calefacción a 40 grados en Julio para notar "el calorcito". Se olvida de cerrar la puerta del microondas cuando ya no se usa, deja pegotes de rimel en la pica del baño y cree que los calcetines son una extensión de su cuerpo.

Es un desastre. Y sé que mi vida será un desastre, llena de cosas desastrosas. Pero estoy deseando que llegue ese momento en que pueda disfrutar de todas ellas. De toda ella.

martes, 8 de mayo de 2012

Un poco raro

Ha acabado la liga. Bueno, oficialmente todavía no, queda una jornada, pero prácticamente está finiquitado. Para algunos (entre los que me empiezo a incluir), hace dos jornadas ha empezado lo realmente más interesante, la lucha por todo aquello que no está decidido desde Agosto: todo lo que no es el primer y segundo puesto.

Pero viendo como se manejan las últimas jornadas se empiezan a ver cosas si más no, un poco raras. Y son cosas que si tienes la mala costumbre de conservar la memoria, se repiten cada año.

El año pasado fue el Barça el que llegó a las últimas jornadas victorioso en liga, habiendo cantado el alirón, pero con la lucha entre su estrella Messi, y la del equipo rival CR7, en lucha por el pichichi. Los goles eran muy parejos, de hecho recuerdo que el argentino llevaba alguno de ventaja, pero fue ganar matemáticamente, y el jugador del Madrid comenzó a marcar goles a pares y hat-tricks cada una de las últimas jornadas. Ganó el pichichi, y resultó un consuelo para el equipo perderdor.

Este año tres cuartos de lo mismo, pero al revés. Ahora es Messi, una vez proclamado ya el Madrid campeón, el que marca goles de 4 en 4. Y bate récords y se convierte en el número 1 del mundo. Todos tienen sus portadas. Bastante raro.

Por no hablar de que tanto los goles de uno el año pasado, como los del otro ahora, vienen sobre todo marcados desde el punto de penalty. Messi ha hecho 4 de ellos así en las últimas jornadas. Una vez ya no valían nada. Como decía Guardiola: "Ahora ya no cal que nos los piten." Al Madrid le habían pitado 5 penaltis más que al barça para cuando se proclamó campeón. Ahora acabará la temporada, -y la estadística-, con sólo uno más, o a la espera de la última jornada, quizás ninguno. Raro, ¿no? Si mirara años anteriores, seguro que se repite la tónica. Total que al final todo parece mucho más igualado si miras números de toda la temporada. Ha sido más justo (en cuanto a apretado, no a justicia). Y se continúa la tónica del pichichi como una especie de premio de consuelo.

¿Sabéis que pienso hace tiempo, y cada día se repite en mi cabeza con más fuerza? Mierda. Que todo es mierda. Que todo sigue un guión muy raro y estandarizado. Que pasa de espectáculo deportivo a espectáculo bochornoso. Pero maldita conducta humana, estúpida y conformista, nos gusta tanto verlo cuando la pelotita empieza a rodar... que te olvidas por completo del circo, de lo preparado, de los excesivamente falso que queda a veces y nadie se da ni cuenta.

Me quedo con mi liga, mi equipo, mi gente. Ahí sí que no hay nada amañado y ahí es donde mis piernas lo sienten. Y donde este fin de semana tenemos el último partido del año donde nos jugamos el honor y el segundo puesto. Después de haber hecho una segunda vuelta casi perfecta, nos queda poner la guinda del orgullo.
Todo lo demás... mierda.