Y otro Lunes más, lejos de dejarlo, yo que vuelvo.
Ayer me pusieron una multa por mal estacionamiento, y eso que estuve más de un cuarto de hora dando vueltas por un barrio que nunca había pisado antes. Lo peor de todo: que ni siquiera sabía que ese era un sitio incorrecto. Y que al volver de mis quehaceres, justo antes de que la grúa arrastrara con mi coche, vi que no sólo sobre mi parabrisas asomaba ese papelito amarillo: había como 20 coches damnificados.
Pero bueno, sin más lacra que la cara de gilipollas que se te queda, empiezo la semana con muy buen humor. En el curro va a ser caótico porque los recortes hacen que vayamos a tener que trabajar bajo mínimos de personal, pero fuera de crearme ansiedad, creo que me relaja más todavía. Si ya era difícil antes controlar las tardes, más lo va a ser ahora. Pero yo que haré lo que pueda, sin despeinarme, porque no tengo la culpa de la situación. Tratamos con personas, no ganado.
Por otro lado, al final no me retiro completamente del fútbol. Puede parecer una tontería, pero a mí como que me hace sentir bien tener un balón entre los pies. Gano en confianza y en seguridad, y saber que vas a disfrutar del arte del deporte lo hace todo más ameno y divertido a las semanas que a veces se alargan demasiado. Y creer que la lucha contra la injusticia, aunque no se pueda solucionar, te acabe dando la razón, también anima. Sobre todo a seguir confiando en lo que se piensa y en lo que se cree. Y a luchar siempre por tener lo mejor.
Y por lo demás, semana con final feliz. Y cuando una semana sabes que va a acabar bien, hace como que también empiece bien. Hace como que todo sea bonito y con flores. Hace que todo lo demás, multas, curros, "fútboles", quede pequeño e insignificante ante la magnitud de tal evento. Y que las ganas de seguir luchando, seguir creciendo y de seguir progresando sean eternas.
Ayer me pusieron una multa por mal estacionamiento, y eso que estuve más de un cuarto de hora dando vueltas por un barrio que nunca había pisado antes. Lo peor de todo: que ni siquiera sabía que ese era un sitio incorrecto. Y que al volver de mis quehaceres, justo antes de que la grúa arrastrara con mi coche, vi que no sólo sobre mi parabrisas asomaba ese papelito amarillo: había como 20 coches damnificados.
Pero bueno, sin más lacra que la cara de gilipollas que se te queda, empiezo la semana con muy buen humor. En el curro va a ser caótico porque los recortes hacen que vayamos a tener que trabajar bajo mínimos de personal, pero fuera de crearme ansiedad, creo que me relaja más todavía. Si ya era difícil antes controlar las tardes, más lo va a ser ahora. Pero yo que haré lo que pueda, sin despeinarme, porque no tengo la culpa de la situación. Tratamos con personas, no ganado.
Por otro lado, al final no me retiro completamente del fútbol. Puede parecer una tontería, pero a mí como que me hace sentir bien tener un balón entre los pies. Gano en confianza y en seguridad, y saber que vas a disfrutar del arte del deporte lo hace todo más ameno y divertido a las semanas que a veces se alargan demasiado. Y creer que la lucha contra la injusticia, aunque no se pueda solucionar, te acabe dando la razón, también anima. Sobre todo a seguir confiando en lo que se piensa y en lo que se cree. Y a luchar siempre por tener lo mejor.
Y por lo demás, semana con final feliz. Y cuando una semana sabes que va a acabar bien, hace como que también empiece bien. Hace como que todo sea bonito y con flores. Hace que todo lo demás, multas, curros, "fútboles", quede pequeño e insignificante ante la magnitud de tal evento. Y que las ganas de seguir luchando, seguir creciendo y de seguir progresando sean eternas.