domingo, 22 de noviembre de 2009

Mala

Mala. Eres mala. De las peores. Casi la peor.

Pero no mala en el sentido de maldad. No mala de ir robando bolsos o de ir pegando patadas a los bastones de los ancianos para que se caigan. No mala de vándala o delincuente.

Pero eres mala. Torpe, lenta y mala. Un estorbo.

Y no en el sentido de mala persona. No mala por ir engañando a la gente o ir traicionando las confianzas. No mala de cruel o manipuladora.

Simplemente mala. Con todas sus letras y en cualquier idioma. Dolenta, bad, méchant, mau, schlecht, cattiva. Y más cuyas grafías no existen en mi teclado.

Aun así sigues siendo mala. Mala, cobarde y rozando la inutilidad. Llegando a parecer estúpida.

Mala. Aunque no dañina como un yogur en mal estado o el agua que se ha calentado al Sol dentro de la botella. No como una pandemia infecciosa o un vius letal. No como la lepra.

Mala. Eso soy. Y eso seré.

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