martes, 27 de octubre de 2009

De leyes

Seguramente hemos escuchado mil millones de veces la expresión: "Es ley de vida". ¿Pero qué significa realmente esta expresión? Como siempre, desde el lunes lo dejo, hacemos nuestra visión de las cosas y vamos a intentar descubrirlo, con más frustración que gracia y menos credibilidad que alegría.

Basándome como siempre en la propia experiencia personal que me otorga esto de vivir, me he dado cuenta que la famosa ley de vida se nutre, básicamente, de otras dos leyes muy conocidas en el mundo. Pero antes de desvelar el gran descubrimiento del mes, pongámonos en aviso de los antecedentes que nos han llevado a esta odiosa mañana de un mes que nunca he sabido para qué sirve, Octubre.

Es importante saber que no soy, ni nunca he sido, una persona ordenada. Tampoco demasiado previsora ni preocupada. Rozando incluso en ocasiones la irresponsabilidad. Partiendo de esta base ya se presupone lo común y cuotidiano de las decepciones y fracasos que uno se tiene que llevar. Y, como diría cualquier madre, 'porque tú te lo has buscado'.

Siempre que tengo que hacer algo intento que sea lo más tarde posible. Nunca he sido muy partícipe del "lo que puedas hacer hoy, no lo dejes para mañana", refrán favorito de mi abuelo que habré escuchado ya hasta la saciedad. Cuando tengo que ocuparme de algo, suelo hacerlo tarde y mal. Sea comprar un regalo, reservar un billete para un viaje o estudiar para un examen.

¿Lo normal? Pues que no encuentre lo que quiero y suela regalar las cosas fuera de tiempo, que me quede sin viajar o tenga que ir en los peores asientos/transportes o que -apruebe- con la peor nota posible. Pero aunque incluso estas soluciones no son lo más ortodoxo ni práctico posible, te acostumbras a vivir al límite porque al fin y al cabo superas las situaciones.

El problema aparece cuando según te vas haciendo mayor intentas corregir esos pequeños defectos que forman el sí de tu persona. Ahí es cuando entra en juego la ley de vida. La ley de vida y sus dos grandes asociadas que te acompañarán hasta los últimos días de tu vida haciéndote sufrir y maldecir el mundo cada vez que intentes hacer algo bien. Haciéndote entender que por mucho que intentes ponerlo en duda, el mundo es absurdo, las cosas que te pasan son absurdas, la gente que conoces es absurda y darle vueltas a todo esto, es absurdo.

Para empezar con la primera gran asociada diremos que: la segunda ley de la termodinámica dice algo como que "La cantidad de entropía de cualquier sistema aislado termodinámicamente tiende a incrementarse con el tiempo". O más comúnmente conocida como la de "todo en el universo tiende al caos". Esto es importante tenerlo en cuenta cada vez que intentes controlar algo de lo que hagas. No va a servir, todo se desmoronará.
La segunda asociada nos cuenta algo como: "Si algo puede salir mal, saldrá". Sí, lo sé, la ley de Murphy es más cómica que ley en sí, pero al fin y al cabo, cierta en todas sus vertientes.

Conclusión: la ley de vida es esa que hace que aunque intentes hacer mejor las cosas, todo tenderá al caos y saldrá mal. Aunque preveas actos con tu buena intención, los acabarás haciendo sí o sí en el último momento, rápido y mal. Aunque pienses con previsión, no servirá de nada. El mundo es absurdo. Tú eres absurdo. La absurdez es absurda.

Y yo he madrugado como una tonta para nada.

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