Como defecto, la impuntualidad es de los peores. Hacer perder el tiempo de una persona es algo sagrado y de muy mala educación, además que da muestras de una desgana y desprecio por lo que hacer o por quien tiene que sufrirlo. Muchas veces no lo haces con esa intención, siempre pueden ocurrir imprevistos, pero reiterarlo en varias ocasiones hace que tu imagen empiece a decaer y los sufridores comiencen a molestarse contigo, y con razón.
Yo no suelo ser demasiado impuntual. Las únicas ocasiones en las que puedo tardar un poco en aparecer son las citas sociales "sin prisa".
No por eso son menos importantes, pero ya sabemos que a las mujeres nos cuesta a veces salir de casa sin haber dado veinte mil vueltas antes. Bueno, ahora a los hombres también.
Quitando esas excepciones, sólo hay una situación en la que siempre llego tarde. Eventualmente hay citas a las que siempre quiero acudir pero nunca lo hago a tiempo.
A veces me paro a pensar en mi mala suerte; de toda una población tuve que ser yo quien tuviera el camino más lejano. A veces también me pregunto cómo sería de diferente mi vida si hubiera podido tener la suerte que tienen todos los demás. Seguramente muchas cosas serían distintas. Probablemente yo, no sería en nada igual.
A veces me paro a pensar en la cantidad de cosas que me pierdo, o las que dejo de vivir. Pienso en la soledad que no tiene ninguno de los demás. Pienso en el apoyo constante del que disponen y todo el que me falta a mí. Pienso en mi mala suerte, al fin y al cabo.
Vuelvo a pensar en cada una de esas personas y cómo sería de diferente su vida si fueran ellos a quien les hubiese tocado estar en mi situación. A veces pienso que me siento fuera de casa y de los míos estando en mi propia ciudad.
Por eso, hay citas a las que siempre llego tarde. Tanto, que directamente nunca llego a acudir. Y no es una cuestión de mala educación, no es una causa de poco interés o desprecio hacia quien siempre me espera. Son 600 km de distancia.
Y aquí, esos días, es cuando no puedo dejar de volver a pensar en mi mala suerte; completamente ajena a las preocupaciones de los demás. Completamente apartada y sin oportunidad. Completamente sola.
lunes, 5 de octubre de 2009
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1 comentario:
Impuntualidad? Creo que no, más bien, aun te sigo esperando. Porque te recuerdo que hemos quedado a las triángulo-triángulo y que ahora sólo son 599 km y shhh pero me ha dicho un pajarito que cada vez esa distancia va a ir reduciéndose hasta quedar a tan sólo un apupu de distancia.
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